Preg: ¿Cómo saldremos de la crisis?


Resp: Asumiendo-la como los sujetos de ella que somos.

Ello tiene un prolegómeno fundamental: la crisis tiene un sujeto, una causa: nosotros.

Sólo nosotros, la causa, saldremos de la crisis: cesando la crisis, acabándo-la. La crisis no es un ente autónomo que aparece por sí mismo: es el aspecto de nuestros actos.

Es difícil, cuando el sujeto se ha dado por fenecido y se habla continuamente de «sistemas» o «mercados», el mejorar.

Capitalizar los bancos es cómo darle heroína a un drogadicto que ha tenido una sobredosis. Lo mataremos, para que no sufra.

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«(…) Por esta estrecha relación con la verdad, se puede reconocer a la caridad como expresión auténtica de humanidad y como elemento de importancia fundamental en las relaciones humanas, también las de carácter público. Sólo en la verdad resplandece la caridad y puede ser vivida auténticamente. La verdad es luz que da sentido y valor a la caridad. Esta luz es simultáneamente la de la razón y la de la fe, por medio de la cual la inteligencia llega a la verdad natural y sobrenatural de la caridad, percibiendo su significado de entrega, acogida y comunión. Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo. El amor se convierte en un envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente. Éste es el riesgo fatal del amor en una cultura sin verdad. Es presa fácil de las emociones y las opiniones contingentes de los sujetos, una palabra de la que se abusa y que se distorsiona, terminando por significar lo contrario. (…)» (BXVI)

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